LOS NIÑOS, LAS NIÑAS Y SUS DERECHOS A NO SER MALTRATADOS

 

Al intentar comprender qué ha pasado en la vida de la persona para volverse un abusador, o en la de quienes terminan en la cárcel, en la droga, en la prostitución, o en la de tantos niños y niñas que huyen de sus hogares, nos encontramos que había algo común a todos ellos: habían sido abusados o maltratados en su primera infancia.  El tema del maltrato infantil no podía entonces estar ausente de una serie sobre derechos de los niños y las niñas.

No fue tarea fácil abordar esta realidad con la que la humanidad convive desde los comienzos, y que atraviesa  géneros, etnias, clases sociales y ámbitos de convivencia.

Realidad que se halla oculta con frecuencia en lo más íntimo del hogar, donde el más fuerte, aunque él también haya sido víctima del maltrato, abusa del más débil e impone un pacto de silencio que paraliza a la víctima.

Nuestro objetivo es, pues, ayudar a romper ese silencio.  Porque el no ser maltratado es un derecho inherente a todo niño y toda niña: derecho a que se le respete en cuerpo y alma.
Son muchas y sutiles las formas de maltratar que ha inventado el ser humano.  Todos, de una u otra forma, algún maltrato hemos sufrido y algún maltrato hemos causado, lo que nos compromete aún más a luchar contra este mal social que corroe por dentro la convivencia humana.

Ojalá que el lector pueda agregar lo que nosotros no supimos decir o no pudimos ilustrar.  Porque el fin del maltrato comienza cuando se logra abrir una pequeña hendija por la que penetra la luz, se rompe el silencio, y la mano de quien sufre el maltrato logra rozar en la oscuridad de su noche, una mano amiga. 

 

 

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