La
adopción
Nuestra Serie ilustrada sobre
Derechos del Niño y de la Niña está dando su tercer paso.
El tema elegido, la adopción, es un tema polémico.
No lo elegimos, sin embargo, por ser polémico, sino por
la inquietud encontrada en todos los países de una región en
la que la indigencia en la que viven muchas familias, se ha
prestado a desviaciones que amenazan con degradar al propio
estatuto de la adopción. El
objetivo es aclarar conceptos y definir criterios en forma
simple pero convincente. Tanto
de cara a los niños como de cara a los adultos. ¿Por
qué se adopta a un niño o a una niña?
En nuestra práctica profesional hemos podido contemplar
de cerca, junto al sano y legítimo deseo de adoptar a un niño
o una niña, una variada gama de motivaciones ocultas que va
desde lo más sublime del amor humano hasta las derivaciones más
degradantes. Hay
adopciones y adopciones. Las
hay que expresan la maravillosa capacidad del ser humano de amar
a otro como a uno mismo. Y
las hay, tanto nacionales como internacionales, en las que la
corrupción bajo distintas formas se mezcla con la triste
necesidad de algunas madres pobres de entregar a sus hijos.
Frente al dolor de no poder engendrar hijos biológicos
hay quienes de manera equilibrada buscan integrar legítimamente
a su hogar a un niño o una niña para brindarles cariño y
protección. Otros
adultos, por el contrario, no se detienen ante nada ni ante
nadie con tal de llenar el vacío que les genera no poder ser
padres. El interés
del adulto prevalece entonces sobre el interés superior del niño,
aunque haya que hacer añicos las leyes, las normas, las
recomendaciones técnicas y el sentido común.
Con pocas palabras e imágenes se
exponen los criterios que deben regir toda adopción para ser
potencialmente exitosa tanto para el adoptado como para el
adoptante. No
existen recetas. Tampoco
las hay para ser buenos padres biológicos. Pero si en una
adopción no prevalece el interés superior del niño se
partirá de un mal pronóstico.
Transparencia ante la ley.
Humildad para dejarse evaluar. Y la Verdad como práctica
de convivencia diaria entre adoptado y adoptantes.
Tres elementos centrales que deben enmarcar toda adopción
si se quiere que esté hecha con respeto a los derechos del niño
o de la niña.
Alejandro Bonasso |

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