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Declaración de Panamá:
"La voz Iberoamericana con y por la infancia y la adolescencia en el
nuevo milenio, base de la justicia y la equidad"
Las Ministras, Ministros y
Altos Responsables de la Infancia y la Adolescencia de los países
iberoamericanos convocados en la ciudad de Panamá, República de Panamá,
los días 26 y 27 de octubre del año 2000, en el marco de la X Cumbre
Iberoamericana, bajo el lema "Unidos por la Niñez y la Adolescencia,
Base de la Justicia y la Equidad en el Nuevo Milenio", hemos
reflexionado sobre el cumplimiento de las metas de la pasada década, los
compromisos asumidos en las reuniones ministeriales que nos han precedido
y los retos a los que se enfrentan las nuevas generaciones de niñas,
niños y adolescentes, y queremos por tanto expresar nuestra visión para
el nuevo siglo.
Considerando que:
- Los gobiernos de los países
iberoamericanos nos enfrentamos a una serie de nuevos retos que
obligan a reflexionar sobre las políticas y la importancia
estratégica que tiene la inversión en la niñez y la adolescencia en
un marco de derechos, a repensarlas de manera que le permita a
nuestros países afrontar con éxito la pobreza y superar los factores
estructurales subyacentes, que cercenan las posibilidades del
desarrollo y la plena inserción inmediata de nuestros niños, niñas
y adolescentes en la vida nacional.
- En algunos países Iberoamericanos,
debido a la implementación de ciertas estrategias de desarrollo,
programas de ajuste estructural, el proceso de globalización y
asuntos no resueltos de acceso inequitativo a los mercados, las
variables sociales y culturales han sido relegadas a un segundo plano,
profundizando de esta manera, las desigualdades y la exclusión y
dando prioridad al crecimiento económico. Por consiguiente, la
inversión social, si bien ha aumentado, sigue siendo insuficiente.
Similarmente, la reducción de la asistencia oficial al desarrollo ha
impactado negativamente el desarrollo social y económico en algunos
países de la región.
- La imposición de leyes de efectos
extraterritoriales y de medidas unilaterales contrarias al Derecho
Internacional y a la Carta de las Naciones Unidas, obstaculizan el
desarrollo económico y social de las poblaciones de los países
afectados, en particular de las niñas, niños, adolescentes y
mujeres.
- A pesar de los múltiples esfuerzos
realizados por sanear nuestras economías, América Latina sigue
siendo la región más inequitativa en términos de la distribución
de la riqueza. Se han reducido los desequilibrios económicos y
financieros, como se refleja en las menores tasas de inflación y la
recuperación gradual del crecimiento, pero no se han acortado las
brechas sociales que se manifiestan en elevados niveles de pobreza y
en un acceso muy desigual a los servicios sociales, reflejo de ello
son los datos oficiales de las agencias y organismos especializados
del sistema de Naciones Unidas:
- Casi el 60% de las niñas, niños y
adolescentes iberoamericanos menores de 18 años sufren de algún
grado de pobreza.
- Solamente el 17% de los niños y
niñas entre 4 y 5 años tienen acceso a algún tipo de educación
inicial, de modo que: más de 45 millones de niñas y niños que
ingresan a la escuela lo hacen con una enorme desventaja; el 20% de
ellos lo hace tarde; el 42% repite el primer grado y más de la
mitad de los adolescentes están fuera de las aulas.
- Entre 18 y 20 millones de niños,
niñas y adolescentes menores de 15 años en la región son
víctimas se enfrentan a la explotación económica y al
trabajo infantil de acuerdo con datos facilitados por la OIT en el
presente año.
- Se estima que cada año, al menos seis
millones de personas menores de 18 años son también víctimas de
agresión física severa y de éstas se estima que 85.000 mueren por
causas asociadas a la exclusión social y a la
violencia que se inicia en el interior de las familias.
- Durante 1998 ocho mil niños y niñas
menores de 14 años contrajeron el VIH/SIDA y 400.000 personas lo
hacen anualmente en los países de la región.
- En América Latina anualmente
cincuenta mil niños y niñas quedan huérfanos como consecuencia de
complicaciones de sus madres durante el embarazo, parto o puerperio
en sus dos terceras partes.
- Aproximadamente dos millones de
adolescentes dan a luz anualmente, con mayores posibilidades de
morir por causas asociadas al embarazo precoz.
- El 80% del consumo de tabaco, drogas y
alcohol se inicia antes de los 18 años.
- La mortalidad de los adolescentes y
jóvenes varones es tres veces mayor por accidentes y seis veces
mayor por homicidios que para las mujeres adolescentes y jóvenes.
Reconociendo:
- El papel rector y normativo del Estado
para garantizar el derecho al desarrollo, como derecho universal e
inalienable, que comprende, entre otros aspectos, la accesibilidad a
los servicios básicos de salud y educación, la igualdad y la
justicia social.
- Que los niños, niñas y adolescentes
deben estar plenamente preparados para una vida independiente en
sociedad y ser educados en el espíritu de los ideales proclamados en
la Carta de las Naciones Unidas y en particular en un espíritu de
paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad.
- La manera más eficaz de luchar contra
la pobreza, lograr la equidad y la justicia social mediante la
inversión en los niños, niñas y adolescentes, en particular en los
programas universales como la salud, la educación, la seguridad
social, la vivienda, la recreación y el deporte, entre otros.
- Los valores democráticos se consolidan
en una cultura de derechos y en la construcción de la ciudadanía,
como lo consagra la Convención sobre los Derechos del Niño,
ratificada por todos los países Iberoamericanos y que la condición
ciudadana de la niñez y la adolescencia requiere la consideración de
esta población como sujetos de derechos civiles y políticos, así
como de derechos económicos, sociales y culturales, incluyendo su
derecho a ser escuchados.
- Los principios de universalidad,
interdependencia e indivisibilidad de los derechos y de no
discriminación hace inaceptable toda acción negadora de derechos,
sea cual sea la causa invocada, y que el principio del interés
superior del niño y de la niña debe ayudar a garantizar la
efectividad del cumplimiento de todos los derechos, rechazando tanto
la arbitrariedad como la discrecionalidad de su aplicación.
- El rescate de las familias, como grupo
fundamental de la sociedad para el crecimiento y el bienestar de todos
sus miembros, en particular de los niños, niñas y adolescentes, debe
ser la base para el diseño, la ejecución y la evaluación de planes
y políticas públicas, así como debe recibir la protección y
asistencia necesarias.
- La inclusión plena de los niños,
niñas y adolescentes con necesidades especiales en todos los ámbitos
de la vida nacional, particularmente de las niñas, niños y
adolescentes con discapacidad o pertenecientes a pueblos indígenas u
otros grupos poblacionales que han permanecido excluidos.
- El importante papel que hoy tiene la
sociedad civil en la defensa de los derechos de los niños, las niñas
y adolescentes como garante de su ejercicio efectivo.
Nos comprometemos a:
Primero: Promover la
justicia social y la igualdad de derechos y oportunidades.
- Promover las reformas legislativa e
institucionales necesarias para garantizar el cumplimiento de los
derechos de los niños, las niñas y adolescentes en el marco de la
Convención sobre los Derechos del Niño.
- Adoptar y poner en ejecución las
políticas y estrategias que garanticen los derechos a la supervivencia,
el desarrollo, la protección y la participación de las niñas, niños
y adolescentes de acuerdo a las orientaciones emanadas de las diferentes
Reuniones Ministeriales preparatorias de esta X Cumbre Iberoamericana de
Jefes y Jefa de Estado y de Gobierno.
- Dar prioridad al cumplimiento de los
compromisos específicos por sector, adoptadas en la I Conferencia
Iberoamericana, La Habana, en 1999 y que pudiesen estar en proceso de
lograrse.
- Aplicar los principios del interés
superior de los niños, niñas y adolescentes sin discriminación y
equidad e igualdad de género y participación como ejes transversales
en la formulación y aplicación de políticas económicas y sociales.
- Dar prioridad a los programas dirigidos a
los niños, niñas y adolescentes en las políticas para luchar contra
la pobreza con el fin de reducir el nivel de pobreza extrema en un 50%
para el año 2015, según resolución 55/2 de la Declaración del
Milenio.
- Disminuir la exclusión y las
desigualdades de los niños, niñas y adolescentes en el acceso a los
recursos, bienes, servicios y oportunidades mediante el acceso a los
programas universales y específicos.
- Impulsar la desjudicialización de los
conflictos que afectan niños, niñas y adolescentes víctimas de
problemas sociales, impulsando políticas, programas y servicios que
privilegien medios alternativos al judicial para su resolución. En
ningún caso la sola carencia de recursos económicos será razón
suficiente para la intervención judicial o la separación del niño,
niña o adolescente de su grupo familiar.
- Elevar los niveles de inversión en las
políticas sociales de atención y protección de los niños, niñas y
adolescentes, dentro del gasto público, entendido como inversión
social, para avanzar hacia un mayor desarrollo humano sostenible.
- Reducir la vulnerabilidad de las familias
más pobres, en particular de los niños, niñas y adolescentes, ante
los desastres naturales.
- Universalizar el registro de los niños y
las niñas inmediatamente después de su nacimiento, tomando las medidas
legislativas, administrativas y de otra índole para el cumplimiento de
este fin.
Segundo: Garantizar el
respeto a la dignidad
- Promover una formación en valores
democráticos, tanto en las familias como para las y los educadores y
otros agentes de socialización, que incorporen la convivencia sin
agresión, el respeto y la valoración de la diversidad, la
comunicación, la solución pacífica de conflictos y la solidaridad.
- Adoptar convenios y promover tratados
bilaterales para garantizar el bienestar de los niños, niñas y
adolescentes en adopción y evitar el secuestro, el tráfico, los
traslados y retenciones ilícitas de éstos en el extranjero.
- Instar a la ratificación y aplicación
del Convenio de La Haya relativo a la protección y a la cooperación en
materia de adopción internacional y la Convención sobre aspectos
civiles de la sustracción internacional de menores para garantizar el
bienestar de los niños, niñas y adolescentes en adopción y evitar el
tráfico y secuestro de los mismos.
- Desarrollar políticas, planes y programas
para la erradicación progresiva del trabajo infantil y la eliminación
inmediata de las peores formas de trabajo que afectan a niños, niñas y
adolescentes y regular las condiciones laborales de los y las
adolescentes por encima de la edad mínima de admisión, instando a
ratificar los Convenios 138 y 182 de la OIT y aplicando las medidas para
su cumplimiento a través de planes de acción que definan metas
específicas.
- Reafirmar el compromiso de nuestros
gobiernos con el Programa Internacional de Erradicación del Trabajo
Infantil (IPEC) de la OIT, y exhortar a que dicho programa continúe
facilitando su valiosa cooperación.
- Promover en todos los países, el diseño
y la puesta en ejecución de planes o programas específicos orientados
a eliminar todas aquellas situaciones que conducen a la explotación
sexual comercial de los niños, niñas y adolescentes, implicando
corresponsable y activamente en las medidas a adoptar a las familias, a
las ONGs, al sector empresarial y turístico y a los medios de
comunicación, y establecer medidas penales para aquellas personas que
se vinculan a esta violación de sus derechos.
- Establecer procedimientos para la
protección y restitución de los derechos a los niños, niñas y
adolescentes que han sido víctimas de diferentes formas de maltrato,
abuso y violencia y poner en ejecución mecanismos judiciales oportunos
y humanizados.
- Eliminar toda forma arbitraria o ilegal de
privación de la libertad instrumentando medidas alternativas a la
institucionalización.
- Dar prioridad a la aplicación de medidas
socioeducativas para los adolescentes en conflicto con la ley penal,
disminuyendo progresivamente las sanciones privativas de libertad.
Asegurar el debido proceso y el fortalecimiento de los vínculos
familiares y comunitarios.
- Adoptar todas las medidas posibles para
asegurar la protección y el cuidado de las niñas, niños y
adolescentes reclutados o afectados por un conflicto armado y garantizar
su recuperación física, psicológica y su reintegración social,
especialmente en el sistema educativo.
- Elaborar un Código Ético con la
participación de las instituciones y medios de comunicación masiva,
para evitar mensajes violentos y propiciar la transmisión de noticias y
mensajes informativos cuyos contenidos e impacto directo puedan ser
evaluados positivamente en la formación de valores en los niños,
niñas y adolescentes.
- Promover el funcionamiento sistemático y
transparente de los sistemas de información regionales, nacionales y
locales, para el seguimiento y la evaluación del cumplimiento de los
derechos de los niños, niñas y adolescentes.
- Promover la creación y desarrollo de
indicadores sobre asignación del gasto en los distintos niveles
administrativos, con el fin de fomentar (o estimular) la movilización
social en torno al tema y poner en ejecución mecanismos que promuevan
la auditoría social y la cultura de rendición de cuentas.
- Brindar alta prioridad a la ejecución de
programas preventivos dirigidos a niños, niñas y adolescentes, sobre
la drogadicción, incluidos el alcoholismo, tabaquismo, inhalantes,
depresores y estimulantes y su tratamiento y rehabilitación, así como
impedir que sean utilizados en el cultivo, producción y tráfico de
estupefacientes y sustancias psicotrópicas.
- Asegurar los derechos de los niños,
niñas y adolescentes con capacidades diferentes, incluyendo aquellos
con discapacidades, a recibir servicios adecuados, la atención y la
educación conforme a sus necesidades. Asimismo, crear los mecanismos
para apoyar a sus familias o a quienes les atiendan y su integración
plena a la sociedad.
Tercero: Promover la
práctica de los valores humanos en un ambiente de vida familiar
responsable
- Fortalecer políticas y programas que
promuevan la estabilidad de las familias como instancia de organización
y socialización, como espacio privilegiado para el afecto, la
participación y el desarrollo humano integral de todos los miembros de
la misma, y en particular de los niños, niñas y adolescentes, a
través de medidas que permitan a éstas ofrecer medios y oportunidades
para el desarrollo de las capacidades y potencialidades de sus hijos.
- Fortalecer programas y proyectos para la
prevención y la atención del maltrato, el abuso y el abandono de las
niñas, niños y adolescentes, promoviendo el respeto, la confianza y el
apoyo mediante la comunicación y el diálogo, la valoración de las
opiniones y sentimientos de sus integrantes y el respeto de los derechos
que tiene cada persona.
- Diseñar y ejecutar políticas que
permitan conciliar las responsabilidades familiares y laborales y
promover una equitativa distribución del trabajo del hogar.
- Promover la protección social de la
maternidad y paternidad, estableciendo licencias laborales e impulsando
programas de calidad para el cuidado de los niños y las niñas cuyos
padres y madres trabajan, en particular para las familias en situación
de dificultad social.
Cuarto: Garantizar el
derecho a la vida y la salud
- Asegurar el acceso universal a la
atención primaria de salud, el acceso al agua potable y eliminación de
excretas, nutrición adecuada incluyendo micronutrientes, vacunación y
educación para la prevención de enfermedades y exposición a riesgos
emergentes que atentan contra la salud, en particular de las niñas,
niños, adolescentes y madres adolescentes y reforzar las políticas de
desarrollo infantil y maternidad segura orientadas al aumento en la
cobertura de niños y niñas desde el nacimiento hasta los cinco años.
- Fomentar el conocimiento y la formación
integral de los niños, niñas y adolescentes, así como de la familia y
la comunidad, sobre salud sexual y reproductiva, que respete las
especificidades culturales, con particular énfasis en las enfermedades
de transmisión sexual y el VIH/SIDA con la participación de los y las
adolescentes, de la familia y de la comunidad.
- Extender los sistemas de salud al mayor
número posible de familias, asegurando que los efectos de la reforma
del sector, en ejecución en diversas latitudes, permita incrementar la
oferta de servicios de promoción, prevención, curación y
rehabilitación.
Quinto: Garantizar el
derecho a la educación
- Aumentar la cobertura de los programas de
estimulación temprana y educación inicial de niños y niñas desde su
nacimiento hasta los cinco años.
- Asegurar el acceso universal a una
educación obligatoria, gratuita y de calidad hasta el noveno grado para
desarrollar las potencialidades de todos los niños y niñas, mediante
la adopción de medidas adecuadas para estimular la asistencia escolar y
reducir la deserción escolar y los niveles de repetición.
- Aumentar la cobertura de la educación
secundaria formal y no formal, académica o técnica para los y las
adolescentes, evitando toda actividad de trabajo adolescente que
interfiera con su derecho a la educación.
- Reforzar políticas dirigidas a las
poblaciones indígenas y otros pueblos con identidad cultural propia,
que consideren la educación en sus lenguas originales, además de la
lengua oficial, para incentivar y permitir la permanencia de estos
niños, niñas y adolescentes en el sistema educativo.
- Adoptar medidas en los Ministerios de
Educación que garanticen el derecho de las niñas y adolescentes
embarazadas a permanecer en el sistema educativo sin discriminaciones,
hasta el término de sus estudios y que aseguren el cuidado y
protección integral de la propia niña y adolescente.
- Promover la formulación de programas que
atiendan las necesidades educativas especiales y velar por ella en todos
sus niveles. En cuyo caso los centros educativos deben efectuar las
adaptaciones necesarias y proporcionar los servicios de apoyo requeridos
para que el derecho de las personas a la educación sea efectivo.
Sexto: Reconocer el derecho
a la participación de los niños, niñas y adolescentes
- Promover la participación activa de la
sociedad, en los niveles nacional, estatal, municipal y local para
garantizar la práctica y el pleno disfrute de los derechos de los
niños, niñas y adolescentes.
- Garantizar la demanda del ejercicio de los
derechos por parte de todos y todas, propiciando la organización de
sistemas de vigilancia nacional y local de los derechos de niños,
niñas y adolescentes con participación de la sociedad civil, y, en
especial, el fortalecimiento e inserción de mecanismos e instituciones
públicas de promoción y protección integral de sus derechos.
- Promover la participación de niños,
niñas y adolescentes, estimulando la construcción de su identidad
social y del sentido de pertenencia a su comunidad, a su país y a las
tradiciones iberoamericanas, incluyendo sus recomendaciones e
iniciativas en las políticas y programas adoptados.
- Garantizar la participación de los
niños, niñas y adolescentes en la toma de decisiones y respecto a la
adopción de medidas que les afecten en todos los ámbitos de su
desarrollo en función de su edad y madurez.
- Llevar a cabo acciones para que las
familias, las escuelas y las comunidades se conviertan en escenarios
privilegiados para, con y de los niños, niñas y adolescentes que
permitan construir espacios que fomenten el diálogo, la concertación y
el ejercicio de la participación democrática.
Séptimo: Garantizar el
acceso a la cultura y a los avances científicos y tecnológicos
- Incentivar la formación de las niñas,
niños y adolescentes en valores y actitudes basados en el respeto al
pluralismo y la diversidad étnica y cultural que contribuyan al logro
de una ciudadanía más consciente y participativa, solidaria y justa en
un entorno social y económico cambiante.
- Promover el derecho de los niños, niñas
y adolescentes al descanso y al esparcimiento, al juego y a las
actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en
la vida cultural, en el deporte y en las artes, como actividades
sustantivas en el desarrollo de una personalidad sana en lo físico,
mental, emotivo y social.
- Garantizar el derecho equitativo y
sustentable para que los beneficios de la ciencia y la tecnología
favorezcan y brinden igualdad de oportunidades a los niños, niñas y
adolescentes.
- Asegurar todas las acciones de
cooperación e integración en ciencia y tecnología que permita elevar
la calidad de vida y el ejercicio de los derechos de los niños, niñas
y adolescentes.
Octavo: Cooperación
Iberoamericana y seguimiento de acuerdos
- Asegurar mecanismos iberoamericanos de
cooperación para el desarrollo, seguimiento y evaluación de la
situación de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, a
partir de los cuales se pueda formular, instrumentar y ejecutar un Plan
Iberoamericano de Acción y el diseño de instrumentos comunes de
evaluación de las metas mundiales y regionales.
- Instar a la Secretaría Iberoamericana de
Cooperación (SECIB) para que, con el apoyo y asistencia técnica de la
Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia
y la Cultura y otros organismos de cooperación internacional, se
formule un proyecto regional que permita el diseño e implementación de
instrumentos estandarizados para evaluar la calidad y pertinencia de los
programas educativos, de salud, y de todos los ámbitos pertinentes al
desarrollo y que dichos instrumentos, informaciones y resultados se
difundan en las instancias correspondientes del Estado y la sociedad.
- Apoyar la construcción y consolidación
de redes intergubernamentales y no gubernamentales como una
contribución al capital social de nuestra comunidad iberoamericana. La
Red Intergubernamental Iberoamericana por la lucha contra la pobreza
(RIBERLUP) que se constituyó en Madrid en noviembre de 1999, es una
iniciativa valiosa en esa dirección.
- Promover la capacitación sistemática y
continua de los recursos humanos nacionales en las áreas de
formulación, ejecución y monitoreo de programas y proyectos sociales
como herramienta para el fortalecimiento y profesionalización de las
instituciones públicas del sector social.
- Promover el apoyo de la cooperación
internacional para el intercambio horizontal de experiencias entre los
países iberoamericanos de programas y proyectos dirigidos a los niños,
las niñas, adolescentes y familias.
- Apoyar la gestión de la Secretaría de
Cooperación Iberoamericana (SECIB) para la ejecución y seguimiento de
los proyectos aprobados en la I Conferencia Iberoamericana de Altos
Responsables de Infancia y Adolescencia celebrada en La Habana, Cuba.
Agradecer con admiración,
las múltiples atenciones recibidas del Gobierno de Panamá, de su pueblo
y en especial de la Señora Ministra, Su Excelencia Alba Tejada de Rolla,
así como el esfuerzo de la Secretaría Técnica y de las Comisiones
Especiales que han hecho posible el éxito de esta II Conferencia
Iberoamericana.
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