DESDE EL FONDO CUADERNILLO TEMATICO Nº 21

LA PERSPECTIVA DE GENERO Y LAS NUEVAS ORGANIZACIONES FAMILIARES

Por Angela María Quintero Velásquez

Está comprobado históricamente que la familia es una institución necesaria para el desarrollo del individuo y la sociedad. La estructura y las funciones familiares han variado, pero dos de ellas se siguen cumpliendo de manera importante:
  • Socialización: aprender las normas y valores de la sociedad donde vivimos, con el fin de realizar el papel como adultos.

  • Protección psico-afectiva: brindar el afecto y la seguridad que necesitan las personas, fundamentalmente durante el primer septenio de vida y que influye todo el ciclo evolutivo.

Algunas funciones que antes correspondían sólo a la Familia, ahora las asumen y/o comparten otras instituciones, organismos estatales o privados: actividades domésticas (lavanderías, alimentación), recreación (ocio y uso del tiempo libre), cuidado de los niños, ancianos y enfermos. Las viviendas familiares más pequeñas, generan la necesidad de espacios lúdicos y recreativos fuera del hogar. Otras se cumplen con ajustes: reproducción de la especie, sexualidad y genitalidad, económica (coprovidencia).
La relación intrínseca entre familia y sociedad establece una correspondencia mutua en los cambios de ambas: necesariamente lo que influye en el contexto social, afecta al sistema familiar y viceversa. El paso de la familia ampliada y extensa propia de la sociedad preindustrial, a la nuclear surgida con el desarrollo del capitalismo y la industrialización permitió el paso de la sociedad agraria a la sociedad industrial, con transformaciones fundamentales que impactan su estructura y su funcionamiento.
Los cambios estructurales y funcionales, modifican las relaciones familiares: disminuye la tasa de natalidad, aumenta la jefatura femenina, hay mayor participación de la mujer en la educación y la productividad, pero dichos cambios no suponen asumir posiciones más simétricas y equitativas entre los géneros.
Iniciando el tercer milenio de la era cristiana, la Familia Nuclear, clasificada entre las formas tradicionales, representa la familia ideal divulgada por la religión católica.
Los altibajos en su devenir la ubican no como una institución en vías de extinción, sino en transición a otras formas organizativas.

Paradójicamente se afianza en algunas sectores sociales, a la vez que emergen las Nuevas Tipologías, evidentes en el aumento de las familias monoparentales, producto de los divorcios, separaciones y otras alternativas erótico-afectivas, las familias simultáneas y las familias homosexuales. La sociedad contemporánea está caracterizada por la diversidad de opciones en la convivencia y esto exige adaptaciones.

Las voces más tradicionales y conservadoras de la sociedad, conciben las nuevas formas de familia (simultánea, monoparental, homosexual) como elementos que afectan negativamente al individuo y a la familia, en tanto son más acentuadas las dificultades en la convivencia familiar y social, el choque generacional, la agresividad , el conflicto y la falta de identidad .

Es inevitable el paralelo entre la familia de ayer y la familia de hoy, con cambios en las normas y el papel de cada uno de los miembros. La mujer asume estos roles con más libertad e independencia, a la vez que sigue cumpliendo sus funciones domésticas, ahora es también providente y con frecuencia tiene que asumir la función del padre ausente y la autoridad familiar.

La Familia de ahora, se caracteriza por tener menos miembros, siendo ejercida la autoridad de diferentes maneras; los vínculos de pareja son más inestables; hay más intercambios y movilidad de sus integrantes y mayor expresividad de sentimientos. Los valores cambian: priman la intolerancia, la individualidad, el dinero fácil y se visibiliza la violencia doméstica; aumenta la educación sexual y los métodos de control natal.

La Familia de ayer era numerosa, el padre ejercía la autoridad de manera rígida y asumía el papel de proveedor económico. La madre se encargaba de formar, atender al esposo-compañero e hijos, conciliar entre ellos y establecer mecanismos de comunicación. Los valores tradicionales eran: respeto, honradez, buenos modales, obediencia. No existían métodos de control natal, pero si menos reportes de violencia doméstica y la familia era más hermética a los hechos externos.
En la familia actual coexisten lo tradicional y lo nuevo, ello establece la necesidad de armonizar lo contemporáneo y lo clásico y equilibrar el cambio y el conflicto inherentes.

La historia señala rupturas permanentes, de las cuales no escapa la modernidad: por siglos la relación padres e hijos descansó en los lazos de sangre, pero se ha dado un cambio trascendental, ya que en términos funcionales el vínculo de consanguinidad es irrelevante. Es evidente una apertura de mentalidades, pues la maternidad y la paternidad son más que relaciones de sangre, expresado en la llegada de los hijos por vías diferentes a la biológica: procreación asistida, adopción (crece el porcentaje de padres/madres , con presencia significativa del género masculino).
De igual manera las relaciones de pareja ya no son heterosexuales, ni el cumplimiento de la función parento-filial es consustancial a la convivencia de la díada conyugal.

En correspondencia, en el contexto coexisten diferente tipos de familia: predomina la nuclear ampliada y extensa, pero emergen otras formas: simultánea (superpuesta, reconstituida, ensamblada), monoparental, homosexual. La familia en su polimorfismo sigue siendo un elemento socializador importante, institución principal de la sociedad y para un sector de la sociedad, un refugio y un sistema propiciador de paz, afecto y protección. En oposición a su carácter de espacio de malestar, de violencia, de inequidad generacional y de género.

FAMILIAS SIMULTANEAS.
Las familias simultáneas interrumpen un ciclo; es una forma que mezcla lo tradicional y lo moderno, en respuesta a las necesidades históricas del momento. Como evento previo a la formación de esta tipología, se da una ruptura de pareja, pues implica que uno o los dos miembros de la díada, vienen de una unión disuelta. Este proceso conlleva tres momentos:

  • Tensión o crisis no resuelta: evidencia un motivo de separación conyugal; la violencia y la infidelidad se registran como las causales de ruptura más frecuentes, pero en el fondo subyacen otros conflictos no tratados

  • Separación o divorcio: es el acto de formalización legal o social de la ruptura.

  • Tiempo de duelo: aún con diferencias entre el hombre y la mujer, existe dolor; por lo general el vínculo con otra persona basado en el amor, causa desazón y culpa (la ruptura supone la presencia de faltas).

En la formación de dichas familias, se observan dos razones para establecer las segundas o subsiguientes relaciones de parejas: económicas, las mujeres buscan apoyo económico y afectivo; en los hombres la dificultad de asumir nuevos papeles solos.
En términos de la formación de la identidad y de los procesos de socialización, es importante que las niñas cuyos padres/madres forman familias simultáneas, sostengan una relación ajustada a la nueva dinámica, con el padre/madre biológica o las sustitutas. El inicio de la familia simultánea conlleva dificultades: se amplía la red familiar, hay movimientos continuos y presencia permanente de variados y nuevos miembros familiares.
Esta tipología precisa una noción diferente de la familia y el espacio físico; modificación de los roles genéricos y aprender la coparentalidad biológica. Los avances legislativos sobre Familia en Latinoamérica, promueven la configuración de las organizaciones simultáneas, en razón del aumento del divorcio, la legalización de las uniones de hecho y civiles y facilidades en los procesos de adopción.

En el contexto del Género es relevante la importancia y crecimiento de las jefaturas femeninas en esta dicha forma familiar. Las estadísticas registran que más hombres asumen las familias simultáneas en una o mas uniones sucesivas, es decir el género masculino reincide con mas frecuencia en establecer vínculos de pareja, mientras que las mujeres optan por establecer familias monoparentales, luego de disolver su antigua relación conyugal.
La familia simultánea implica un aprendizaje en nuevas formas de relaciones familiares: generacionales y de género.

FAMILIAS MONOPARENTALES.
El proceso de monoparentalidad está dado por los procesos de modernización e industrialización, que vincula laboralmente a la mujer y le permite mantener a sus hijos y subsistir sin compañero. Su reconocimiento social ha ido en aumento: antes era percibido por un sector de la sociedad como un accidente producto de fallas morales en la mujer, que era incapaz de mantener a su lado a un hombre; por el destino trágico de la muerte o por la irreverencia (por lo general femenina), de decidir su vida sin el acompañamiento de una compañera o esposa.
Esta organización familiar es una realidad para las políticas sociales y los modelos económicos: representan el 25% de las familias en el continente, una de cada cuatro familias. Es más frecuente en la mujeres, pues apenas el 2% de los hombres la asumen. Tiene una presencia histórica y ya es reconocida socialmente.

Replantea nuevas formas, antes era denominada de manera inadecuada familia incompleta, con la connotación valorativa de faltante, ahora se empieza a entender que un grupo familiar puede funcionar aún sin la presencia de todos sus miembros. Es identificada con jefatura femenina, pero es diferente de ésta, ya que excluye las jefaturas masculinas y otras formas familiares que también tienen jefatura femenina (nuclear, extensa, simultánea). La mayoría de aquellas si son la base de la familia monoparental. -1-

Como nueva realidad social la Familia Uniparental es importante porque:

  • responde a una realidad concreta, una cuarta parte de las familias latinas asumen esta forma.

  • está ligada a condiciones deterioradas de vida.

  • se relaciona con el Género (hay más mujeres encabezando estas familias) y la clase (predomina en los estratos bajos). Las mujeres ganan entre 30%-40% menos que los hombres y si la familia monoparental depende de un solo ingreso y éste es el de la madre, por consiguiente hay pobreza.

Esto implica que la familia debe resolver su reproducción básica cotidiana utilizando sus recursos internos; en la mayoría de estas familias, la mujer desempeña la función doméstica con un mínimo de ayuda y sinfín de veces es la única providente. La Familia Monoparental crece por desempleo masculino; aumento de viudez -2-, producto de la violencia generalizada en varias regiones del continente; madresolterismo en adolescentes; dificultad de la mujer con hijos de conformar nuevas uniones o familias; por opción femenina, ya que su solvencia económica le permite mantener a su descendencia sin la presencia masculina.

FAMILIAS HOMOSEXUALES
Es una tendencia contemporánea la emergencia de esta organización familiar, supone una relación estable entre dos personas del mismo sexo. Los hijos llegan por intercambios heterosexuales de uno o ambos miembros de la pareja, por adopción y/o procreación asistida.

El Parlamento Europeo define a la familia como una pareja establecida, sin hacer alusión a su carácter hetero u homosexual. La propensión a aceptar social, jurídica y legalmente la convivencia monosexual, avanza en el siglo XXI, ello exige redefinir la identidad de género propia de estas familias, más allá del planteamiento moralista de la ausencia de uno de los elementos: masculino o femenino, o de su mal llamado carácter perverso.

No deja de ser un fenómeno citadino, concentrado en los estratos altos y medios de la sociedad. Compromete la Perspectiva de Género, en tanto se extiende en parejas de ambos sexos: trasciende la tolerancia social hacia las parejas femeninas y la estigmatización de las díadas masculinas.

Independiente de la posición ética o moralizadora frente a esta modalidad familiar, es un hecho que supone el cumplimiento de las funciones básicas de la familia y asignación de responsabilidades entre sus miembros, al igual que en las otras tipologías. -3-

Las Familias y/o parejas homosexuales son una realidad innegable para los profesionales del desarrollo humano, que tiende a consolidarse para el próximo siglo. La decisión de un abordaje ético de estas nuevas modalidades, debe ser asumida o no, según el sistema de valores personales y profesionales, en correspondencia con el paradigma moderno de la tolerancia y el respeto a la diversidad.

  1. Impacto socio-económico en la Perspectiva de Género y la Familia del siglo XXI.
    Los procesos económicos de la globalización afectan directamente la noción de Género. Asunto recientemente estudiado, con énfasis en el impacto laboral y socio-familiar de la vinculación femenina al sector productivo e informal de la economía.
    La mujer ha asumido el papel de coprovidente o providente única (el caso de las jefaturas femeninas), en razón de la disminución del poder adquisitivo que exige a los dos miembros de la pareja conyugal y en muchas ocasiones a otros integrantes de la familia a trabajar para garantizar ciertos niveles en la calidad de vida. La autovalidación económica de la mujer está asociada al cumplimiento de realizaciones personales y profesionales, que no siempre corresponde a un reconocimiento salarial equitativo.
    La vinculación de la mujer al mercado laboral, es favorecida porque al tener mayor preparación educativa puede acceder a otros empleos diferentes a los que ha tenido tradicionalmente (oficios varios, manualidades, maestras, secretarias), aunque sigue estando en desventaja salarial. Ello no es condición para que asuma ideológicamente una concepción igualitaria de género o un posicionamiento diferente frente a la jerarquía y autoridad masculina.

    A nivel cultural resalta el cambio ideológico y el avance social de la mujer; en razón de que cuando empieza a ser proveedora económica del hogar, gana en independencia, seguridad y autoridad, pero este proceso no conduce a la igualdad en las relaciones de género (entre hombre y mujer), pues continua la recarga funcional en ella, a través de las obligaciones domésticas y productivas.
    "El aumento de la tasa de participación femenina ha sido impulsado como consecuencia de la tendencia estructural a largo plazo que se expresa en una creciente participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida social, lo que también se asocia de manera coyuntural, con la necesidad de contribuir al ingreso familiar, especialmente entre mujeres más pobres, las que han visto reducidos sus ingresos familiares y que además tienen tasas de participación económica más bajas.

    El desempleo además, tiende a ser mayor entre las mujeres, los jóvenes y las personas de mayores ingresos. Según información del Panorama Social de la CEPAL, la tasa de desocupación de la población activa entre 15 y 24 años representa más de la mitad del desempleo total en las zonas urbanas de América Latina (CEPAL, 1999).

    La relación entre ingresos medios masculinos y femeninos continúa siendo desfavorable para las mujeres, ya que éstas ganan en promedio alrededor de 30% a 40% menos que los hombres y el aumento en la participación laboral femenina ha ocurrido en ocupaciones más informales y de menores ingresos.
    Se ha calculado que las mujeres requieren cuatro años adicionales de instrucción formal para percibir los mismos ingresos que los varones (CEPAL, 1993). El aumento de la participación laboral femenina significa una enorme recarga para ellas puesto que deben asumir además de su trabajo en el mercado, el trabajo doméstico el cual aún se les asigna casi en su totalidad."
    Pese al mejoramiento relativo en las tasas de crecimiento y al aumento de la participación económica femenina, no se logra modificar la persistente desigualdad de ingresos en América Latina.

    A manera de resumen, se resaltan los cambios sociales culturales y económicos que influyen la dinámica familiar:

    • La incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, esto modifica los patrones habituales de asignación y cumplimiento de los papeles.

    • Aumento del número de aportantes económicos a la pervivencia, reduciéndose el sistema de un único proveedor.

    • La aparición de nuevos arreglos familiares. Sobresale que cerca de un cuarto de las familias son de jefatura femenina, han crecido entre 1990 y 1997 en todos los países del continente, variando de 18% a 37%.

    • Las Familias Nucleares continúan siendo predominantes en América Latina y fluctúan entre 53% (República Dominicana) y 71% (México del total de familias). (Arriagada, 1999)

    En suma, los cambios tanto de estructura y funcionamiento de las familias traen cambios importantes en las relaciones internas, redefinición de roles conyugales (principio de igualdad) que se relaciona con el aporte económico que realizan al hogar mujeres e hijos, nuevas relaciones paterno-filiales (aumento de los derechos de los niños, pérdida de importancia de las relaciones de jerarquía y de sumisión) y de fratría (caída de hermanos a futuro) y procesos de individuación (afirmación del derecho individual por sobre el familiar, énfasis en la realización personal por sobre los intereses familiares) (Rico, Ana 1993)

    Lo susodicho refleja algunas de las complejidades de la familia actual:

    • Intereses de los miembros de la familia heterogéneos y en algunos casos opuestos (violencia familiar), jerarquía al interior del hogar (parejas de doble carrera, uso del tiempo libre)

    • Asincronías entre ciclo de vida familiar y personal (inserción laboral y educacional). Dificultades para redistribuir funciones al interior del hogar.

    • Coexistencia de diversos mitos que interfieren en el adecuado diseño de políticas hacia la familia: el mito de la familia nuclear, el mito de la familia armónica y funcional basado en el mito del aportante único al hogar.

    En consonancia el Estado debe garantizar todos los derechos de la familia, en especial el de ciudadanía y dignidad de sus miembros. Corresponde al Estado, la sociedad y la familia proteger y respetar mancomunadamente las especificidades familiares y de sus integrantes.
    Esto es propender por la Igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres en el desempeño de sus papeles y responsabilidades familiares. Reafirmando la importancia de los papeles y funciones del adulto como proveedor de la familia evitando que niños y adolescentes asuman dichas obligaciones.

FAMILIAS CON JEFATURA FEMENINA.
Uno de los enfoques teóricos plantea que la jefatura corresponde a las mujeres solas, encargadas de las funciones instrumentales, psicoafectivas y económicas de su grupo familiar y en este sentido las familias con jefatura femenina son sinónimo de las familias monoparentales o uniparentales.
Otra propuesta conceptual anota que la cabeza de hogar femenina puede tener un vínculo estable de pareja y por lo tanto convivencia con su esposo o compañero -4-. Esto quiere decir que atendiendo la realidad occidental las jefaturas femeninas o masculinas, se presentan tanto en las familias tradicionales como en las nuevas tipologías.

Las características de las familias monoparentales con jefatura femenina corresponden a nuevas realidades económicas, de género y de orden público; sobresale su bajo nivel económico; prevalecen los padres ausentes o que nunca existieron más allá del acto biológico de la reproducción, sea cual fuere la condición en que ocurrió la concepción (violación, relación genital casual, medios artificiales o de laboratorio).

"Se sostiene que la jefatura femenina de los hogares aumenta por las tendencias económicas en general y por la pobreza que obliga a las mujeres a buscar ingresos propios, que les dan mayor autonomía, y también por condiciones demográficas, sociales y culturales como migraciones, viudez, rupturas matrimoniales y fecundidad adolescente (Buvinic, 1991).

Las familias con jefatura femenina suelen estar constituidas, en proporción importante, por madres solteras o separadas, que conforman uno de los grupos de mujeres más vulnerables de la región [Caribe], por cuanto viven con mayores dificultades su maternidad. Entre ellas destaca a su vez el grupo de las madres adolescentes, que ha aumentado y que suma la extrema juventud y la pobreza a la fragilidad de la jefatura del hogar (Buvinic y Rao Gupta, 1997).

La indigencia es más frecuente en los hogares con jefatura femenina porque éstos suelen incluir más dependientes, porque los salarios que reciben las mujeres en el mercado de trabajo son más bajos y porque éstas cumplen a la vez funciones económicas y domésticas, lo cual limita la posibilidad de elección de empleo (que debe compatibilizarse con el cuidado de los hijos)."
Sin embargo, la jefatura del hogar puede mirarse también como una opción para las mujeres más educadas y con mayores recursos, puesto que los hogares con jefatura femenina en su mayoría no son pobres y son los que han aumentado más en las últimas décadas. De esta forma, hay una gran variedad de situaciones en el estado civil de las jefas de hogar según el nivel de desarrollo económico y social y de transición demográfica de los países, así como situaciones más coyunturales de migración o de conflicto armado" (Arriagada, 1998).

Datos de la CEPAL, señalan que "La pobreza relativa disminuye pero se mantiene la magnitud de pobres absolutos y los hogares de jefatura femenina aún cuando en su mayoría no son pobres, están sobrerrepresentados entre los hogares indigentes.

"Hallazgos recientes en la ciudad de Medellín (Colombia) ilustran algunas de las afirmaciones anteriores:

"De acuerdo con la teoría sobre jefatura, no se perciben ni son percibidas [40 mujeres jefas de hogar] por sus parientes como "Jefas", sólo se ciñen a sus roles habituales de madres, amas de casa, esposas que de igual manera los pueden desempeñar otras mujeres. Si se nota una aproximación a la identificación con dicha connotación desde el referente económico, ya que aportan el 50% o más del ingreso familiar, aunque algunas no alcanzan a dimensionar el valor del mismo en términos monetarios "

"No se evidencian unas precarias condiciones de vivienda definidas por la categoría de Jefa de Hogar. Aún así, se sustentan niveles de pobreza y una situación económica determinada única y exclusivamente para la satisfacción de las necesidades básicas y la sobrevivencia de la familia" (Alarcón el alt, 1998)

VIOLENCIA FAMILIAR.
Como un fenómeno trascendental en el ámbito familiar moderno, no puede dejar de mencionarse la Violencia Familiar que sale al espacio público, favorecida por los cambios ya reseñados y la legislación que aspira a proteger a la familia como un todo y a cada uno de sus miembros.
La familia ya no es sólo un lugar de bienestar, sino también un espacio de desencuentros, de desafectos, de malestar que da lugar a la violencia en sus diversas manifestaciones. La desmentida división entre lo público y lo privado permite que se visibilice este fenómeno que tiene presencia histórica y que por su etiología afecta los miembros mas vulnerables de la familia: mujeres, ancianos, niños y discapacitados.

Una característica fundamental de la presente década, es que el Estado entra a legislar desde lo público sobre la esfera de lo doméstico. Su máxima expresión es la violencia familiar como un asunto que trasciende su proverbial espacio íntimo para acceder a procedimientos normativos, según lo enunciado en las legislaciones sobre el asunto.
La Violencia Familiar o doméstica no es un fenómeno societario nuevo, lo original es la toma de conciencia de los derechos ciudadanos, tanto en el ámbito privado como público, que conlleva la denuncia de este hecho como transgresión. Esta violencia se constituye como tal sólo cuando sale a la luz pública, de lo contrario es asunto interno y no compete sino a los miembros de la familia. Tradicionalmente, esa es la esfera en que ha sido tratada en los diversos sistemas sociales. Una mirada sociojurídica del fenómeno permite resaltar que

"Comparado con el ayer patriarcal, la mujer acepta menos el maltrato que en el pasado y lo denuncia ante la justicia, quizás por su mejor capacitación y porque es autoválida económica y apoyada en ello, busca la separación, casi en igual proporción que el hombre." (Gutiérrez Pineda, 1998)

Expresado en términos sociales, es entender la Violencia Familiar como el resultado del establecimiento de relaciones de desigualdad entre diversos, con ejercicio del poder y el desconocimiento de la diversidad. Su evolución la sitúa en una perspectiva de género donde la mujer también asume el papel de agresora contra el hombre y esto empieza a ser un fenómeno socio-jurídico que impacta las transacciones intrafamiliares.
El paradigma moderno conecta la Violencia Familiar con la Violencia Social y esto permite una mirada integral del fenómeno, que analice y aprehenda su complejidad tanto en los programas de atención como de prevención, comprometiendo a todos los actores involucrados: estado, familia, individuos, sociedad civil, instituciones.

NOTAS

  • -1- efatura femenina no es sinónimo de Familia monoparental, como popularmente se cree. El término jurídico es cabeza de familia .

  • -2- Concepto que recién empieza a acuñarse en Colombia como la sobremortalidad masculina..

  • -3- Varios países legislan amparando estas uniones: Dinamarca, Noruega, Suecia, Suiza, Islandia y Holanda; otras regiones del mundo las han registrado: el ayuntamiento de Vitoria en España y el estado de Hawai-EEUU, un estado del Brasil, pero sin efectos nacionales. Algunos parlamentos las discuten: Finlandia, Bélgica, República Checa y EE.UU. Colombia avanza en la discusión sobre la pareja monosexual, desde la Corte Constitucional y otras instancias, obligando a la reflexión del tema.

  • -4- Es pertinente hacer la extrapolación a los hombres, en reconocimiento al auge de las familias uniparentales con jefatura masculina.

BIBLIOGRAFIA

  • Alarcon Guisao, Luz Mery et al. Perfil de la violencia intrafamiliar y su incidencia en el estado biopsicosocial y jurídico de la jefa de hogar-trabajadora del sector informal de la economía. Unión de Ciudadanas de Colombia-UCC. Seccional Medellín. 1998.

  • Arriagada, Irma. Políticas sociales, familia y trabajo en la América Latina de fin de siglo. En: IV Conferencia Iberoamericana sobre Familia, Módulo 1. Universidad Externado de Colombia. Organización de estados Iberoamericanos-OEI. Cartagena de Indias. Septiembre 1997.

  • -----------------------. Familias latinoamericanas: convergencias y divergencias de modelos y políticas. En: Revista de la Cepal 65. Chile, Agosto de 1998.

  • --------------------------- Tendencias macrosociales y sus impactos en la Familia. América Latina a Fines del Siglo. En: III Conferencia Conmemorativa de Trabajo Social: la Familia hacia el Tercer Milenio. Concepción: Departamento de Servicio Social, Universidad de Concepción, Chile. 1999

  • II Foro Nacional sobre Familia. Medellín: Alcaldía de Medellín, Comité Interinstitucional de Familia-CIF. 1995. (notas personales).

  • Hernán Henao Delgado y Blanca Inés Jiménez Zuluaga. La diversidad familiar en Colombia: una realidad de ayer y hoy. Cuaderno Familia, Cultura y Sociedad N. 1. "Ensayos sobre diversidad Familiar". Medellín: Grupo Familia, Cultura y Sociedad, Centro de Investigaciones Sociales y Humanas-CIHS. Universidad de Antioquia. 1997.

  • Olga Lucía López Jaramillo. Las nuevas tipologías familiares y sus implicaciones en el espacio familiar y social. Cuaderno Familia, Cultura y Sociedad N. 1. " Ensayos sobre diversidad Familiar". Medellín: Grupo Familia, Cultura y Sociedad, Centro de Investigaciones Sociales y Humanas-CIHS. Universidad de Antioquia. 1997.

  • Cuadernos Familia Cultura y Sociedad N. 2 "Familia, agresión y violencia". Medellín: Grupo Familia, Cultura y Sociedad, Centro de Investigaciones Sociales y Humanas-CIHS. Universidad de Antioquia. 1998.

  • Quintero Velásquez, Ángela María. Nuevas organizaciones familiares para un nuevo milenio. Medellín: Empresa Social del Estado Hospital Mental de Antioquia-HOMO. 1998.

  • ------------------------------------- Trabajo Social y Procesos familiares. Buenos Aires. Lumen. 1997.

  • ------------------------------------------ Ambientación de la Familia Finisecular Revista Electrónica de Trabajo Social No 1. Concepción: Departamento de Servicio Social, Universidad de Concepción. Chile. 1998.

  • Memorias Seminario Modelos estructurantes de inequidad de Género. Producidos desde la Familia y otras instancias reguladoras. Medellín: Centro de Estudios en Género: Mujer y Sociedad de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia. 1999.


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